Sebastián Vinagre: «De vecino a vecino»

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Muchas veces me pregunto, qué tipo de Ciudad es en la que anhelamos vivir los vecinos de Avellaneda. Qué aspectos se convierten en esenciales para lograr una buena calidad de vida, o por lo menos, planificar la  vida para nosotros y para los nuestros.

Entonces pienso que  en primer lugar,  AVELLANEDA debe ser segura;  es que no  hay cosa más linda que poder salir y entrar de tu casa, de la oficina o de nuestros lugares, sin miedo a que se nos vulnere  el derecho a la vida, al libre tránsito,  a la propiedad, entre otros.

Una ciudad con una gestión de gobierno  que sea capaz de  generar  oportunidades laborales que  contengan a todos quienes vivimos allí  y que garanticen una buena calidad de vida.

Entender que solo se  deben percibir  las tasas municipales necesarias y  administrarlas de modo eficiente.

El vecino no es  solo un ente pagador;  es quien decide quién gobierna y para qué gobierna. Decide a quien elige para resolver sus problemas. Si pasan años o décadas con los mismos problemas y no se advierte un cambio en la manera de resolver los problemas generales, quiere decir que no hay siquiera un reconocimiento de la problemática, es que estamos mirando lejos de los objetivos.

En este último tiempo venimos padeciendo los reiterados cortes al  Puente Pueyrredón que  genera situaciones  de limitación de derechos. Este  contexto (tantas veces repetido por el pésimo gobierno nacional del que fue y es parte el actual intendente) debe movilizar e interpelar a la actual gestión del  gobierno del municipio a erigirse  al menos como un moderador  que acerque a las partes a solucionar los conflictos; para ello se requiere voluntad política que el Intendente no tiene, porque adhiere a las ideas de quienes nos cercenan los derechos.

Avellaneda debe abrazar a nuestros hijos con proyectos  que les permitan tener  un futuro mejor y garantizar la movilidad social que imprime y  evidencia la grandeza  de una ciudad estandarte; planificada  como la ciudad en la que merecemos vivir, estudiar y desarrollarnos con libertad, salud y  alejada de cualquier tipo de distracción que vaya en desmedro de la integridad humana.

¿Avellaneda es hoy esa ciudad?

Parece que nos encontramos frente a un rezo generalizado  acerca de un futuro lejano y un desafío enorme; sin embargo la Avellaneda de nuestros abuelos supo gozar de las seguridades que hoy están ausentes y que reclamamos; la Avellaneda en la que se criaron nuestros padres y que soñaron para compartir con nosotros sus hijos.

Pero, si así fue la ciudad de nuestros abuelos … ¿Por qué no puede ser la nuestra? ¿Cómo podemos recuperarla?

José Saramago afirma que “Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido  y se termina en la indiferencia”…

No debemos olvidar que  la AVELLANEDA de nuestros abuelos  fue la capital nacional de la  industria; se fue desandando el camino hasta  convertirla hoy en la capital nacional del futbol. Sin desmedro y sin intención de desmerecer a nadie debo afirmar que ambas  son expresiones de una AVELLANEDA que necesita volver a ser pujante y para eso requiere retomar el camino de la industria, del trabajo y del éxito en convivencia con las otras características buenas de nuestro diario vivir.

Debemos ser el Partido de la Industria, el trabajo, de la Educación (con los mejores colegios técnicos), de la academia, del rojo, del arse, del docke, de los mejores deportistas, de nuestros padres y de nuestros hijos.

Debemos volver a ser  el partido  de ocupación plena; dejar de ser la ciudad dormitorio en la que nos hemos convertido, donde se vive pero se trabaja en otro lugar (sin decir que vivimos en Avellaneda, porque nadie le da trabajo a alguien que va a llegar tarde cuando le corten el puente).

Por supuesto que queremos nuestro lugar  con lindas plazas, pero eso es parte de la administración. Lo que vos y yo queremos es una ciudad linda, pero Segura, Pujante, con Ofertas de Trabajo, que construya un futuro para nuestros hijos y que nos cobre tasas lógicas, acordes con la realidad.

Sebastián Vinagre
 #Somos Vecinos