Muchas veces me pregunto, qué tipo de Ciudad es en la que anhelamos vivir los vecinos de Avellaneda. Qué aspectos se convierten en esenciales para lograr una buena calidad de vida, o por lo menos, planificar la vida para nosotros y para los nuestros.
Entonces pienso que en primer lugar, AVELLANEDA debe ser segura; es que no hay cosa más linda que poder salir y entrar de tu casa, de la oficina o de nuestros lugares, sin miedo a que se nos vulnere el derecho a la vida, al libre tránsito, a la propiedad, entre otros.
Una ciudad con una gestión de gobierno que sea capaz de generar oportunidades laborales que contengan a todos quienes vivimos allí y que garanticen una buena calidad de vida.
Entender que solo se deben percibir las tasas municipales necesarias y administrarlas de modo eficiente.
El vecino no es solo un ente pagador; es quien decide quién gobierna y para qué gobierna. Decide a quien elige para resolver sus problemas. Si pasan años o décadas con los mismos problemas y no se advierte un cambio en la manera de resolver los problemas generales, quiere decir que no hay siquiera un reconocimiento de la problemática, es que estamos mirando lejos de los objetivos.
En este último tiempo venimos padeciendo los reiterados cortes al Puente Pueyrredón que genera situaciones de limitación de derechos. Este contexto (tantas veces repetido por el pésimo gobierno nacional del que fue y es parte el actual intendente) debe movilizar e interpelar a la actual gestión del gobierno del municipio a erigirse al menos como un moderador que acerque a las partes a solucionar los conflictos; para ello se requiere voluntad política que el Intendente no tiene, porque adhiere a las ideas de quienes nos cercenan los derechos.
Avellaneda debe abrazar a nuestros hijos con proyectos que les permitan tener un futuro mejor y garantizar la movilidad social que imprime y evidencia la grandeza de una ciudad estandarte; planificada como la ciudad en la que merecemos vivir, estudiar y desarrollarnos con libertad, salud y alejada de cualquier tipo de distracción que vaya en desmedro de la integridad humana.
¿Avellaneda es hoy esa ciudad?
Parece que nos encontramos frente a un rezo generalizado acerca de un futuro lejano y un desafío enorme; sin embargo la Avellaneda de nuestros abuelos supo gozar de las seguridades que hoy están ausentes y que reclamamos; la Avellaneda en la que se criaron nuestros padres y que soñaron para compartir con nosotros sus hijos.
Pero, si así fue la ciudad de nuestros abuelos … ¿Por qué no puede ser la nuestra? ¿Cómo podemos recuperarla?
José Saramago afirma que “Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia”…
No debemos olvidar que la AVELLANEDA de nuestros abuelos fue la capital nacional de la industria; se fue desandando el camino hasta convertirla hoy en la capital nacional del futbol. Sin desmedro y sin intención de desmerecer a nadie debo afirmar que ambas son expresiones de una AVELLANEDA que necesita volver a ser pujante y para eso requiere retomar el camino de la industria, del trabajo y del éxito en convivencia con las otras características buenas de nuestro diario vivir.
Debemos ser el Partido de la Industria, el trabajo, de la Educación (con los mejores colegios técnicos), de la academia, del rojo, del arse, del docke, de los mejores deportistas, de nuestros padres y de nuestros hijos.
Debemos volver a ser el partido de ocupación plena; dejar de ser la ciudad dormitorio en la que nos hemos convertido, donde se vive pero se trabaja en otro lugar (sin decir que vivimos en Avellaneda, porque nadie le da trabajo a alguien que va a llegar tarde cuando le corten el puente).
Por supuesto que queremos nuestro lugar con lindas plazas, pero eso es parte de la administración. Lo que vos y yo queremos es una ciudad linda, pero Segura, Pujante, con Ofertas de Trabajo, que construya un futuro para nuestros hijos y que nos cobre tasas lógicas, acordes con la realidad.
Sebastián Vinagre
#Somos Vecinos