Hace años que pululan por la plaza y alrededores, banditas de menores que roban a los transeúntes, sin que nadie -hasta el momento-le ponga freno a esta modalidad delictiva que, por ser chicos parecería inofensiva. Sin embargo, ya han causado muchos daños colaterales a los robos, porque lastiman a las víctimas que, por lo general son personas mayores.
Así ocurrió hace pocos días cuando, al robarle una cadenita a una señora que caminaba tranquilamente por la plaza, la empujan y tiran al piso. Estas caídas en personas mayores son muy peligrosas, tal el caso de esta señora que sufrió una fractura de cadera lateral, por lo que fue derivada al hospital Fiorito, donde le informan que no la pueden atender porque «no hay médicos ni camas para internación».
Indudablemente algo está mal en nuestra ciudad , ya que los robos en plaza Alsina datan de hace años y seguimos viendo corridas de menores que después de atacar a sus víctimas corren con el botín en sus manos, ya sea celulares, mochilas, carteras. ¿Nadie los ve?
Por otra parte, que en el emblemático Hospital Fiorito se hayan negado a atender a una víctima de accidente en la calle, habla muy mal de los directivos y personal de este nosocomio que hasta hace poco fue ejemplo y orgullo de nuestra ciudad.
«Lo que más me duele, es que el hospital donde trabajé y ayudé durante muchos años, me haya negado atención», expresó la víctima del robo -quien es una destacada integrante de la comunidad avellanedense.
¿Falta de médicos? ¿Falta de recursos? O falta de solidaridad y de piedad ante un enfermo? Este problema se está dando peligrosamente en las guardias de nuestros hospitales, y testigo de ello son las puertas de los consultorios de guardia rotas a patadas y puñetazos por pacientes cansados de esperar, lo que tendría que ser severamente controlado por los directivos, por el director ejecutivo de la Región Sanitaria IV, y por el ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, de quien dependen los 3 centros de salud de nuestro distrito.
marta portilla/diario La Calle
