El escritor Guillermo Saccomanno, en la apertura de la Feria del Libro que se realiza en el predio de la Sociedad Rural, señaló: “¿Es una paradoja o responde a una lógica del sistema que esta Feria se realice en la Rural, que se le pague un alquiler sideral a la institución que fue instigadora de los golpes militares que asesinaron escritores y destruyeron libros? Creo que esta situación simbólica refiere una violencia política encubierta”.
Escritores, escritoras, editores, editoras, periodistas, funcionarios y otros invitados, aplaudieron al escritor Guillermo Saccomanno cuando subió al escenario del salón central de La Rural y con un tono sagaz y divertido como respuesta a la ovación, advirtió: «No se adelanten, a algunos no les va a gustar». En su discurso una frase, dicha como al pasar, se aproximará a ese tono picaresco y disidente con el que el escritor abrió esta 46 Feria del Libro, luego de dos años suspendida por la pandemia: «Asumo el riesgo de ser malentendido y juzgado como aguafiestas».
El autor de «Cámara Gesell» dio un mensaje muy combativo que abarcó desde la oposición al oligopolio de la industria del papel hasta la mercantilización de la Feria y la «relación despareja» entre autores y editores: «El editor es propietario de un banco de sangre compuesto por un arsenal de títulos publicados siempre en condiciones desfavorables para quienes terminan donando prácticamente su obra», sentenció.
“Decir Feria implica decir comercio. Esta es una Feria de la industria, y no de la cultura aunque la misma se adjudique este rol”, siguió en un tono muy polémico. “En todo caso, es representativa de una manera de entender la cultura como comercio en la que el autor, que es el actor principal del libro, como creador, cobra apenas el 10% del precio de tapa de un ejemplar”, describió.
En la misma línea, cuestionó al gobierno de Horacio Rodríguez Larreta: “No me voy a detener acá en los exabruptos fascistas de la ministra de educación porteña, tampoco en el menosprecio del ministro de cultura porteño por los premios municipales a la labor de creadores en literatura, teatro, música y artes visuales, subsidios a menudo en riesgo”.
Siempre en un tono disruptivo, siguió: “La Feria siempre me generó tensión -explicó el escritor. Y no sólo porque uno se se topa con un injuriante pabellón Martínez de Hoz, que homenajea al esclavista y saqueador de tierras indígenas, antepasado del tristemente célebre economista de la última dictadura”. (InfoGEI)Jd